Comienza con la recolección, a mano, de los limones de Sorrento. Seguidamente se pelan los limones con mucho mimo para obtener las láminas de su piel, que se maceran en frío, con una base de alcohol puro, para transferir el aceite esencial de su piel al alcohol. Por último se filtra el limoncillo varias veces para mezclarlo finalmente con un jarabe de filtrado de agua y azúcar.